A pesar de que hay una mayor apertura en el diálogo en torno a los problemas de salud mental, el estigma social asociado a la depresión sigue existiendo y muchas personas apoyan actitudes poco útiles. 
Por ejemplo, aún existe la creencia generalizada de que las personas que sufren depresión son peligrosas o imprevisibles, o que la depresión no es una enfermedad médica real. Estas actitudes pueden dificultar que las personas con depresión busquen ayuda profesional y pueden afectar negativamente el apoyo social del que disponen.


Los medios de comunicación tienen un importante papel en la reducción del estigma a través de la sensibilización acerca de los síntomas y la prevalencia de la depresión, así como el mantenimiento de un diálogo abierto y útil en torno a las causas y el tratamiento de la enfermedad.
Además de promover un cambio positivo al discutir abiertamente sobre la depresión, los medios de comunicación pueden ayudar a minimizar los posibles efectos negativos evitando el tratamiento irresponsable de la información acerca del suicidio.

Existen numerosos ejemplos del llamado "Efecto Werther", lo que significa que la forma en que los medios de comunicación informan sobre el suicidio puede fomentar conductas suicidas por imitación.
 Un ejemplo reciente del Efecto Werther es el sorprendente aumento de suicidios en el tren después del suicidio del portero alemán Robert Enke en 2009.

Por el contrario, la introducción de información restringida sobre los suicidios en el metro de Viena en 1987 se asoció con una disminución del 70% en el número de suicidios.